“La sensibilidad social tiene que ser algo propio de los cristianos”

“La sensibilidad social tiene que ser algo propio de los cristianos”


En abril de 2013, él vino de Avellaneda como tantos otros a ponerle el hombro a la inundación histórica de la ciudad. El jueves pasado, Juano Torreiro presentó su libro Sean protagonistas en la sede platense de la Acción Católica. También llovía, aunque mucho menos que aquella vez, y muchas cosas en él habían cambiado.

“Yo estuve en el balcón, tranquilo, donde no te mojás, sin meterme ni embarrarme”, recordó el autor, durante la presentación de su libro en La Plata. Sean protagonistas habla de política, inmigración, juventudes, ecología y economía social, entro otros grandes temas.

Juano hizo un repaso de la visita del Papa a Río de Janeiro durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en 2013, cuando Francisco pidió dejar de balconear la fe y a él le temblaban las piernas al tenerlo tan cerca. A partir de ahí quiso compilar los mensajes sociales y políticos de Francisco en un libro breve, para leer rápido y ponerlo en acción, es decir, que fuera a la vez herramienta de estudio y para armar proyectos concretos.

El rol cristiano en los distintos sectores

Juano Torreiro tiene 35 años, es de Sarandí (Avellaneda), profesor en Ciencias Sagradas y Filosofía, militante de la Acción Católica Argentina y, desde el año pasado, subsecretario de Tránsito y Transporte del municipio de Avellaneda.

“Me parece que la sensibilidad social tiene que ser algo propio de los cristianos”, dijo en un momento, y propuso rehabilitar la política, esa búsqueda del bien común tal como la plantearon los obispos de Francia. “Volver a meterse con el no te metás”, insistió.

Habló de pensar la inclusión en la Iglesia del mismo modo que Jesús: con las personas excluidas en ese tiempo y criticó que la caída de la Bolsa sea más noticia que la muerte de alguien por hambre. Incluso propuso comparar al país con una familia: ¿acaso una madre o un padre le da de comer más a un hijo que a otros? “Hay que humanizar la economía”, destacó, “con el ser humano en el centro”.

Al hablar de la dignidad y de las tres T que hizo famosas el Papa (tierra, techo y trabajo), recordó lo feo que es quedar desempleado, como cuando lo despidieron sin causa de la Anses.

Alentó, principalmente, a escuchar lo que pasa en cada comunidad, como decía Angelelli, para pensar proyectos que apunten al bien común en cada rincón del país. Porque, como concluye en su libro, “es la hora de la acción” y “política se puede hacer en todos los ámbitos de la vida, adonde te toca estar»: en el centro de estudiantes de la escuela, en las organizaciones barriales o consorcios, o a través del deporte y la cultura en el club o en algún centro cultural.

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